martes, 16 de septiembre de 2014

NO ES EL CALOR, ES EL BOCHORNO.

MANIFIESTO DE COMIENZO DEL CURSO ACADÉMICO 2014-2015
“Gent per la Publica” de la Platja de Sant Joan ante los acontecimientos del Inicio de Curso escolar, manifiesta:
El inicio del curso 2014-15 pasará como el menos adecuado de los comienzos de curso.
La previsión, adecuación de infraestructuras y organización son máximas imprescindibles para una buena acogida escolar. También el sosiego y buen ambiente.
Por tanto, como bien tituló un medio de comunicación estos días de septiembre, el CALOR HA DISPARADO EL MALESTAR DOCENTE.
Pero no es del calor tan sólo de lo que hablamos. Este ha sido el culmen de una serie de despropósitos que muestran un desprecio hacia la EDUCACIÓN, pero también hacia las personas (hacia la infancia y juventud, hacia los trabajadores y trabajadoras, hacia los docentes), hacia la comunidad educativa en su conjunto.
El menosprecio, o por qué no, el interés por deteriorar la imagen y el servicio de los Colegios e Institutos públicos de esta Comunidad, es el que hay tras esta explosión de “bochorno”.
De aquellos barros vienen estos lodos”. Este es un ejemplo de la mala política, de esa vieja política claramente cuestionada hoy. De un estilo de toma de decisiones autoritario, electoralista y propagandístico. Un estilo nada democrático, que desoye a los protagonistas y falta al respeto a la ciudadanía.
Porque ciudadanos de hoy, del presente, no del futuro, también lo son la infancia y la juventud. A los que el “derecho a la educación” formalmente aún no les ha sido hurtado, pero a los que se les desprecia con estas políticas.
No es el calor, es el bochorno que produce
- El aumento de las ratios en todos los tramos educativos (hasta 28 en Educación Infantil -3 años-, 38 en Secundaria...)
No es el calor, es el bochorno que produce
- El cierre, derivado del aumento de ratios, de unidades escolares. Y de líneas en valenciano.
No es el calor, es el bochorno que produce
- La supresión de puestos de trabajo.
No es el calor, es el bochorno que produce
- La modificación del calendario escolar para “embutir” los exámenes extraordinarios de “septiembre” en julio, lo que supone adelantar el comienzo y el final de curso.
No es el calor, es el bochorno que produce
- El recorte en ayudas de comedor o para adquisición de material escolar.
No es el calor, es el bochorno que produce
- La puesta en marcha de una Ley (la LOMCE) altamente contestada, y que no ayuda al necesario “Pacto educativo” que dé estabilidad al Sistema, de forma precipitada (hasta final de julio no fueron publicados los currículums oficiales de la C.V.) sin los recursos y medios necesarios.
No es el calor, es el bochorno que produce
- Las deficiencias en muchos centros escolares que siguen en barracones, desplazados, otros que siguen deteriorándose por falta de mantenimiento básico como “manos” de pintura, revisión de aseos, estado de los patios.
No es el calor, es el bochorno que produce
- Las condiciones físicas de los centros escolares sin aislamientos térmicos adecuados o medidas de ahorro energético.
No es el calor, es el bochorno que produce
- Las nuevas construcciones de Colegios e Institutos alejadas de directrices “ecológicas” y medioambientales, sin persianas, con grandes cristaleras que en algún caso sabemos han sido “selladas” como seguridad.
Es el bochorno producido por Administraciones que trabajan de espaldas a las personas, que no piensan en las necesidades reales de los ciudadanos. Que practican políticas neoliberales economicistas y se olvidan del bienestar y los cuidados.
Cómo, si no, olvidar que las directrices de comienzo de curso supone acoger a niños de 3 años en su primer contacto con la escuela como objetos, a empellones.
Cómo no entender que las infraestructuras, ambientes y tiempos también son educativos.
Cómo despreciar de esta manera a la infancia, a la juventud y deteriorar la imagen simbólica del saber, la escuela y sus profesores y profesoras.

“Gent per la Pública” prefiere pensar en que todo esto ha sido fruto de “un descuido” que no puede volver a pasar. Lo contrario sería ver en ello un camino trazado, de facto, que conculca el derecho a la educación de todos los ciudadanos por igual.

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